Los gobiernos financian y promueven la crisis climática-1

El calentamiento global del planeta es la amenaza inminente más grave para la supervivencia de la humanidad y de los ecosistemas. Sus fuerzas devastadoras ya están en marcha y son mucho perores de lo que imaginamos. Este infierno climático significa muerte, enfermedades, hambrunas, plagas, guerras, migraciones, incendios, huracanes, inundaciones, sequías, escasez de agua, olas de calor, subida del nivel del mar, un aire cada vez más irrespirable y destrucción ambiental a una escala tan terrorífica y descomunal como desconocida. La velocidad a la que se está produciendo rebasa todas las previsiones: Los pronósticos para el año 2050 se han acelerado y estamos empezando a vivirlos ya. Pero ésta no es sólo una historia sobre la crisis y el caos climático, también es una historia de poder, avaricia, miedo, pasividad y privación de libertad.

Conocer las causas de la crisis climática

La información sobre la crisis climática y sus efectos debería, si no aterrorizar, al menos inquietar a la mayoría de la gente común del planeta. Pero lo cierto es que sólo una minoría parece inquietarse por esta cuestión y ni los gobiernos ni la industria global forman parte de ella. Si verdaderamente el cambio climático fuese una preocupación internacional de los gobiernos, ¿por qué a pesar de más de 50 años de investigación científica, de supuestas negociaciones políticas y sensibilización, no se ha logrado frenar el calentamiento global del planeta antes de que se pusieran en marcha sus fuerzas devastadoras? ¿Cuáles son las causas y el persistente error que nos ha llevado a tan enorme aumento de los horrores y la degradación climática? Estas son las principales preguntas sobre las que pretende reflexionar este artículo y los siguientes, para buscar algunas respuestas.

La educación capitalista y sus medios de comunicación proporcionan una visión fragmentaria de los problemas del mundo que impide abordarlos en su contexto y complejidad. La fragmentación de la realidad es, en esencia, una confusión. Guiado por una concepción fragmentaria del mundo, lo único que puede conseguir con sus actos el ser humano es romperse en pedazos a sí mismo y al mundo. Luchar contra el capitalismo requiere, entre otras cosas, de un análisis de la sociedad, de sus relaciones de poder, de los instrumentos de comunicación social que emplean para mantener el actual sistema de dominación y de las tecnologías que desarrolla. Sin conocer la realidad social, a nuestro enemigo y su estrategia jamás lo podremos vencer. Y la victoria sólo se podrá conseguir mediante la preparación de las condiciones sociales que incrementen la capacidad de movilización social y desemboquen en la revolución. Porque si la lucha se reduce al tacticismo, los reformistas y el poder salen beneficiados.

La crisis climática es una sección y noticia casi permanente en buena parte de los medios de comunicación. Otra cosa es su contenido, es decir, si este refleja o no lo esencial sobre la causa y efectos del cambio climático y cual es el grado de visibilidad de las noticias. Lo cual influye en la percepción de la gente. En general, la información que ofrecen los medios de comunicación suele reflejar los intereses de las empresas y gobiernos que ejercen el poder . ¿Por qué suelen dar mucha más cobertura y prominencia a quienes niegan el calentamiento global y promueven la inacción climática? Un ejemplo, la cobertura sobre el cambio climático del New York Times desde el año 1980 en los últimos 40 años: De 600 artículos sólo el 0,1% de los artículos dicen que los gases producidos por la quema de combustibles fósiles son la causa principal del calentamiento global, y sólo el 0,4% dice que los efectos del cambio climático son permanentes. El New York Times permite que las empresas de combustibles fósiles escriban para el periódico contenidos de pago sobre el cambio climático. Y este periódico no es un caso aislado 1.

Asimismo, es frecuente que la gente lea, vea y oiga sólo lo que quiere leer, ver u oír y desdeñe todo lo demás. Lamentablemente, como en la película Don’t Look Up (No mires arriba) del cometa que va a chocar con la Tierra, una mayoría de la gente no quiere mirar ni conocer las causas de la crisis climática; lo que desea es que los gobiernos acuerdan soluciones para salvar al mundo de la catástrofe y el caos climático, sin que tengan que cambiar su estilo de vida y aspiraciones. Esta actitud pasiva y cómoda (a la que no es ajena buena parte del ecologismo y otros movimientos sociales) es un suicidio colectivo porque, como explicamos con detalle en varios artículos, los gobiernos lejos de impedir el caos climático, lo están promoviendo. ¿Por qué la industria de combustibles fósiles está contenta con la política climática de los gobiernos desde hace tanto tiempo?

¿De verdad queremos un planeta habitable? En lugar de rendirnos y esperar que otros actúen, podemos esforzarnos, afrontar la desorientación que sentimos, vencer el miedo, no delegar en otras personas y asumir nuestra responsabilidad, para conocer y afrontar la envergadura del horror que supone el calentamiento global. Porque si no lo hacemos el infierno climático en la Tierra está asegurado. La primera condición para cambiar la realidad es conocerla. La segunda actuar. La información en profundidad nos ayuda a saber de dónde venimos y hacia donde vamos. Nos permite averiguar quienes fuimos, quienes somos y –dependiendo de los objetivos de nuestra acción colectiva– qué podemos ser. Pero sin olvidar que ningún conocimiento o análisis puede llegar a ser completo, ni ninguna estrategia política es por si misma liberadora. Esta comprensión contrarresta el fanatismo.

¿Conocer, oponerse y resistir es suficiente? No. Nuestra actuación debe reflejar la gravedad del problema. La lucha contra el calentamiento global no tiene sentido si no es dentro de la lucha frontal contra el modelo político, económico y los valores de la sociedad capitalista que lo ha generado. Desde sus inicios el capitalismo ha destruido el medio natural para poder desarrollarse y crecer, obligando a las personas a adaptarse. Este crecimiento conlleva trastornos económicos y sociales equiparables a las guerras. A medida que ha ido creciendo el sistema productivo es más y más destructivo, hasta el punto que no puede detenerse ni avanzar sin poner en peligro hasta la propia especie humana.

Solamente una acción popular masiva y continuada podrá impedir los horrores del infierno climático. Ante una amenaza tan espantosa, la rebelión es tan legítima como necesaria. Somos la última generación que puede hacerlo antes de que sea demasiado tarde. Cuanto más retrasemos la lucha frontal contra el capitalismo la devastación será mayor y la supervivencia más difícil para buena parte de la población.

Crisis climática y crimen organizado

Muchos cambios y efectos climáticos debidos a las emisiones pasadas y futuras de los gases de efecto invernadero (GEI), producidos por la quema de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), son irreversibles y perdurarán durante siglos o milenios. Es una parte de la herencia que dejamos a las próximas generaciones. Estos gases de efecto invernadero son la causa principal del calentamiento global del planeta y de las catástrofes que está causando el cambio climático.

Lo que resulta escalofriante es que esto ya lo sabían desde hace muchas décadas las industrias de combustibles fósiles y fabricantes de automóviles. Pero lo que verdaderamente provoca una conmoción es que lo ocultaron a la población; organizaron y financiaron campañas de desinformación negándolo, mientras de un modo perverso y cruel siguieron aumentando la producción de combustibles fósiles y la contaminación planetaria. Lo hicieron y continúan haciéndolo, con la complicidad de los gobiernos y sus estados que agravan el problema. Su legado es más muerte, más enfermedades, más destrucción, más aumento de la desigualdad y de las injusticias.

Aunque decirlo se considera anatema, la actuación oscura, malvada y criminal de los gobiernos, bancos y las industrias de energía fósil ante la crisis climática no sólo es destructora, antisocial e injusta. También es ilegitima, perversa y corrupta. Gobiernos y empresas cegados por su avaricia y ambición insaciable de poder, buscan ocultar la verdad envuelta en una retórica hipócrita disfrazada de engaños y falsedades. La consecuencia es que estos hechos del pasado enmascaran la realidad del presente sobre los verdaderos responsables de la actual catástrofe climática, ambiental y social.

Frenar el calentamiento global del planeta exige parar ya la producción de combustibles fósiles y reducir a cero la emisión de GEI. Pero los gobiernos hacen todo lo contrario y proyectan un aumento colectivo de la producción de combustibles fósiles para las próximas dos décadas: un 240 % más de carbón, un 57 % más de petróleo y un 71 % más de gas, respecto a los Acuerdos de Paris y su falsa proclama de limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Además, los gobiernos les siguen dando subsidios a los combustibles fósiles y a estas industrias que contaminan el aire y causa anualmente la muerte a millones de personas. En el año 2022 los gobiernos del G20 destinaron a los combustibles fósiles 1 billón de dólares USA en subsidios, 322 mil millones de dólares en inversiones de empresas estatales y 50 mil millones de dólares en préstamos de instituciones financieras públicas 2.

Un nuevo ejemplo de cómo el Estado y su entramado jurídico–institucional es el instrumento que utiliza este capitalismo destructor para intentar perpetuarse. Cuando la política estatal se ajusta continuamente a la orientación de los mercados, es el Mercado y no el Estado quien realmente gobierna. La globalización comercial alimentada por los combustibles fósiles, nos muestra la autonomía del dominio del capital financiero sobre el capital industrial y el Estado. Existe información suficiente, como veremos con detalle en varios artículos, que demuestra que la industria de combustibles fósiles, los bancos que la financian y controlan, en gran parte, junto a los gobiernos que los apoyan y subsidian, son los responsables directos de la actual crisis climática y de las demás crisis en las que vivimos, bajo la sombra de una crisis integral capitalista. Todos ellos forman parte del problema y, por lo tanto, NO pueden ser en ningún caso parte de la solución. Pedirles que resuelvan el problema y participar en el entramado económico-político-institucional que ha generado la crisis climática, es una actitud pasiva y cómplice que, como demuestran los hechos contribuye a aumentar el calentamiento global y sus horrores cada día que pasa.

La industria fósil y los bancos se han enriquecido provocando las catástrofes ambientales y el caos climático actual, con su tremenda estela de muerte, sufrimiento y daños a la salud de las personas. Por lo que debemos exigirles responsabilidades y el pago de la enorme deuda contraída con la sociedad. De lo contrario continuarán agravando la catástrofe, cobijados en la certidumbre de la impunidad que les proporciona nuestra inacción para impedírselo. Sumergidos en un estado de narcosis y atontamiento, con nuestra pasividad y delegación, estamos alimentando a un sistema social que nos está destruyendo individual y colectivamente.

Estrategias, engaño y manipulación

Para no dejarnos engañar y actuar con acierto, es necesario conocer algunas de las estrategias que gobiernos y empresas utilizan para disfrazar la manipulación que hay detrás de esta monumental y catastrófica estafa. El engaño y el secretismo es una de las principales técnicas que emplean, mostrando así que el poder económico-financiero y político-estatal es esencialmente amoral. La actual crisis y caos climático son la mayor expresión de la barbarie y decadencia de esta sociedad injusta y destructora en la que vivimos.

Veamos un breve resumen, que será desarrollado en los siguientes artículos, de los distintos pasos seguidos en la estrategia para mantener el desarrollo capitalista desde mediados del siglo XX, basado en la energía fósil, que causa el calentamiento global:

  • Promover la negación y la inacción climática, mediante el cabildeo, falsedades, mentiras y engaños, la industria fósil gasta millones de dólares en campañas de desinformación. Y lo hace con la complicidad de los gobiernos. Los efectos de la crisis climática se agravan con el aumento de las emisiones de GEI, mientras la industria fósil y los bancos continúan enriqueciéndose con el negocio de los combustibles fósiles.
  • Financiación pública y privada a los combustibles fósiles: A) Los gobiernos subvencionan el uso de la energía fósil de diferentes formas: financiación directa, desgravaciones fiscales y exenciones de otros gravámenes, préstamos preferenciales, garantías de bancos públicos, inversiones en infraestructura, transporte, exenciones de regalías, investigación y desarrollo, cuotas de derechos de emisión de CO2, etc. B) La banca privada concediéndoles préstamos, suscribiendo emisión de deuda y acciones, para mantener el control sobre el flujo del dinero en una economía mundial que depende de los combustibles fósiles y seguir obteniendo enormes beneficios.
  • Agroindustria, crisis alimentaria, especulación financiera y combustibles fósiles: La crisis climática y la crisis alimentaria están vinculadas íntimamente con el sistema agroalimentario industrial centralizado que, en gran medida, es responsable de ambas crisis y el mayor contribuyente al calentamiento global del planeta. Pero estas emisiones no pueden robar la atención ni distraernos de que todo proyecto agroindustrial viene acompañado de acaparamiento de tierras, deforestación que nunca es reversible, robo del agua, contaminación de enormes extensiones de suelo, del agua, del aire y la reducción de la biodiversidad. Que las relaciones de poder en los sistemas alimentarios y en la economía mundial en general están cambiando a una velocidad vertiginosa. Que la batalla crítica en el mundo contra el capitalismo y por la soberanía alimentaria está en el ámbito regional y local.
  • La industria fósil acepta que el cambio climático es real, pero desvía la atención de la causa del problema (los combustibles fósiles) y proponen medidas que son un engaño: emisiones netas cero, mercados de carbono,… en el marco de las COP y fuera para seguir dando largas al problema. Los mercados de carbono: engaño, fraude, negocio y especulación financiera para seguir empleando los combustibles fósiles. El falso equilibrio de las “emisiones netas cero” y lavado verde de su imagen pública para fingir que hacen algo por el medio ambiente. Una forma de evitar el cero real de emisiones. Mientras el horror del caos climático sigue aumentando y las emisiones de GEI siguen acumulándose, continuar con la producción y uso de los combustibles fósiles.
  • La industria fósil participa activamente en las conferencias sobre el clima (COP) de la ONU para que las decisiones les beneficien. Inacción intencionada de los gobiernos en las COP: Son una engañosa declaración de intenciones para dar una imagen pública de que hacen algo y disfrazar su intención de seguir apoyándose en los combustibles fósiles como principal fuente de energía. ¿Por qué han fracasado todas las conferencias sobre el clima? Una de las razones: porque, lejos de disminuir, las emisiones de GEI han seguido aumentando por el uso de combustibles fósiles, la temperatura global continua subiendo y sus efectos catastróficos son mucho más graves en todo el planeta, pero sobre todo en África, Asia, América Latina y Caribe.
  • Colaboración del ecologismo de Estado en la crisis climática. Son, desde hace tiempo, meros intermediarios del mercado de la degradación, fijando en su colaboración con el Estado y las empresas contaminantes los límites de tolerancia a lo pernicioso. Así, limitándose a ejercer su función de consejeros, nos incitan a confiar en las instituciones y en los dirigentes políticos y empresariales, o sea, en los responsables del deterioro planetario que los mismos grupos ecologistas denuncian.
  • La tecnología, una distracción: La captura y almacenamiento de carbono o la geoingeniería, presentadas como una pieza clave en la “solución” al problema del calentamiento global, para compensar el aumento de temperatura global, mitigar y adaptarnos a los efectos de la crisis climática. Además del riesgo que suponen, son una distracción para seguir engañando a la población y continuar utilizando los combustibles fósiles. Así, el uso continuado de la energía fósil impedirá limitar a 1,5ºC el calentamiento global y, a medida que aumenta más la temperatura y sus catastróficos impactos, la urgencia y el miedo de la población obligarán a depender de estas tecnologías a gran escala que nunca han sido probadas. Tecnologías incluidas en los informes del IPCC. Creación de un consorcio internacional sobre geoingeniería (SRM,…) entre los países económicamente más fuertes (tutelado por EE.UU.), para acelerar su puesta en marcha compartida, sin excluir a países en desarrollo más afectados por los impactos. Pero esta distracción no debe robar nuestra atención de que, en la sociedad actual, ningún aspecto queda al margen de la tecnología: el sistema económico, el complejo financiero, militar y político que gobierna el mundo es fruto de la tecnología. Que el sometimiento a los imperativos técnicos centralizados y autoritarios, implica la privación de libertad, por la incapacidad de las personas de decidir sobre sus vidas.
  • Agravación de la crisis climática: Cuando los efectos más graves del calentamiento global sean una realidad, como hambrunas, inundaciones de ciudades e islas por el deshielo del Ártico, utilizar esa vía para acortar las rutas marítimas y acceder a los recursos naturales y combustibles fósiles de la región ártica. Continuar con el negocio de la energía fósil. Usar las sucesivas crisis del capitalismo (climática, energética, alimentaria, financiera, etc.) y los efectos del horror climático para infundir miedo suficiente en la población, hasta que apoye y acepte masivamente proyectos de geoingeniería, con financiación pública.

Si tenemos en cuenta la magnitud de la catástrofe ecológica que encierra la crisis climática, luchar por una vida libre no es diferente a luchar por salvar la vida. Pero la lucha por la supervivencia (alimentación, vivienda, transporte público o energías limpias) no significa nada separada del combate anticapitalista; es más, su fuerza radica en la intensidad de dicho combate cuyo objetivo es destruir el capitalismo y el Estado, con el fin de sobrevivir a la miseria moral y al vacío que los caracteriza.

La revolución social no es un asunto del futuro sino del presente. Cada paso y cada instante tiene sus posibilidades revolucionarias, que dependen de la acción colectiva que seamos capaces de construir y de nuestra fuerza. Pero la conciencia que lleva a recorrer el camino de la acción revolucionaria no se crea espontáneamente ni por voluntarismo activista. Se logra mediante una estrategia con objetivos claramente revolucionarios en la que los fines y los medios no estén separados. Uno de esos objetivos es la autogestión integral. La idea de la revolución debe abrir el camino, ya hoy, a otras formas de vivir alejadas de la influencia del Estado y el gobierno, tanto como sea posible, para acelerar el proceso de transformación social y construir un estilo de vida libre no mercantilizado. No como burbujas aisladas, sino en íntima relación con la lucha social revolucionaria de las ciudades.

1 Climate news articles lack basic climate science

In climate news, statements from large businesses and opponents of climate action receive heightened visibility (En las noticias climáticas, las declaraciones de las grandes empresas y de los opositores a la acción climática reciben una mayor visibilidad)

2https://www.theguardian.com/environment/2023/aug/23/g20-poured-more-than-1tn-on-fossil-fuel-subsidies-despite-cop26-pledges-report